No creo en razas” dice Thelonious “Monk” Ellison, el protagonista de American Fiction y con eso la película se instala como una verdadera gema dentro del cine occidental actual.

Esta comedia satírica del mundo literario se puede hacer extensiva al cine y a toda la cultura norteamericana actual. Ellison (Jeffrey Wright) es un brillante escritor y profesor afroamericano que vive en Los Ángeles. Sus novelas han sido muy elogiadas pero no funcionan en ventas, su último manuscrito no consigue editor que quiera publicarlo. El problema con Monk es que sus libros no son sobre los negros y los estereotipos ideológicos que el mundo editorial busca. En la universidad donde da clases es suspendido temporalmente por tener una discusión con sus alumnos justamente por negarse a cumplir con la agenda woke hipersensible del presente.

Obligado a irse, viaja a Boston para asistir a unos seminarios y reencontrarse con su familia de la cuál está algo alejado. Su hermana, su madre y su hermano, cada uno con sus conflictos y sus asuntos sin resolver. También una vecina llama su atención y para ser una chance para el amor. Pero Monk sigue sufriendo al ver que la escritora más popular del momento es Sintara Golden, cuya novela más vendida We’s Lives in Da Ghetto complace los estereotipos negros y hace feliz a todos los blancos, los editores y también a muchos afroamericanos del mundo universitario. Furioso decide escribir de forma paródica una novela que sea una suma ridícula de lugares comunes sobre la vida marginal de los negros. Le pide a su agente que se lo envíe a las editoriales para demostrarles lo ridícula que es esa literatura. Pero el resultado no es el esperado.

Al estilo de The Producers (1968) de Mel Brooks, la novela horrible es aceptada al instante y le ofrecen un contrato insólitamente generoso. Allí comienza la historia de American Fiction, cuándo el protagonista se encuentre en un dilema moral surrealista al convertirse en todo lo que odia. La película se convierte en una sátira despiadada de los valores culturales actuales, lo que la coloca en un lugar completamente solitario en el cine del presente. Se burla incluso de los premios Oscar, llegando a nombrar a esa espantosa cosa llamada 12 años de esclavitud que, aunque nadie logre creerlo, ganó el Oscar a mejor película, probando la tesis de American Fiction. Monk quiere reflexionar acerca de la condición humana, no del sufrimiento de los negros. A nadie le importa. Tanta racista es el mundo actual que un negro sólo puedo escribir del gueto o la esclavitud. Alguna que otra comedia se atrevió a mencionar este conflicto, pero esta es la primera película en su tipo.

La sorpresa de American Fiction es, además, que tiene un enorme corazón y sensibilidad para contar historias humanas. Monk, su interés romántico Coraline (Erika Alexander), su hermano Clifford (Sterling K. Brown), su hermana Lisa (Tracee Ellis Ross), su madre Agnes (Leslie Uggams), la mujer que cuida a su madre, Lorraine ( Myra Lucretia Taylor) y un vecino Maynard (Raymond Anthony Thomas) son un grupo de personajes memorables. Siendo una sátira del mundo intelectual, la película se hace mucho más fuerte en las escenas emotivas. La locura de la sátira crece mientras que su costado humano se profundiza. Tan sólo el final parece elegir el camino más frío e ingenioso y abandonar la historia de las personas. Pero aún con esa decisión, American Fiction es una de las sorpresas del año. Sus nominaciones al Oscar no se sabe si son el fin de una era u otra forma de aplacar las culpas. La película es buena y eso es lo que importa.