Por Kaouther Adimi­

Libros del Asteroide. 174 páginas­

La globalización no es sólo económica. Hace tiempo que también el arte parece globalizarse con temas y métodos que repiten fórmulas de sospechosa uniformidad. Es lo que sucede en Piedras en el bolsillo, novela breve de la escritora franco-argelina Kaouther Adimi, que bien podría haber sido el guión de una típica comedia hollywoodense con leve acento feminista.

Hay una narradora protagonista de origen argelino que vive en Francia. Tiene 29 años, es una profesional exitosa y disfruta de la Ciudad Luz pero sigue soltera. A ella eso no parece molestarle mucho pero de Argelia llegan noticias inquietantes: su hermana cuatro años menor va a casarse. Eso la obliga a volver a su patria para la ceremonia y la fiesta. No es una perspectiva alentadora.

A la novedad sigue el bombardeo telefónico de la madre viuda que desde Argel reanuda su campaña para casar a toda costa a su hija mayor. Sus conversaciones aportan varios de los tramos más humorísticos de la novela. La hija es cortante y ácida; la señora, insistente y terca. También ella se ajusta a los cánones del estereotipo.

La inminencia del viaje a Argelia aflige a la narradora. Su conflicto interior podría parecer un poco anacrónico para las modas del siglo XXI en Occidente pero curiosamente es lo más creíble de la trama, y también lo más original. Es una mujer orgullosamente soltera que teme convertirse en “solterona”. “Soy la última mujer en cargar con el temor a acabar sola”, reflexiona en un pasaje de cruda sinceridad.

Debe ese temor a la crianza recibida en una tierra que añora pese a sus evidentes problemas y violencias. Su dilema no es sólo sentimental: las piedras en el bolsillo del título son los recuerdos, los familiares que ya no están y las asignaturas pendientes en su vida de expatriada. Iniciada en tono de comedia, la novela se despide con un regusto melancólico.

Adimi (Argel, 1986) ha publicado relatos, piezas de teatro y cinco novelas, una de las cuales, Nuestras riquezas (2017), fue finalista de los premios Goncourt y Médicis y la consagró en el mundo literario francés.

Por: Jorge Matinez / La Prensa