Por Miro Gravran
Editorial Krivodol Press. 101 páginas

La flamante edición porteña del poema “La defensa de Jersualem”, del celebrado Miro Gavran (1961) -el autor croata de obras de cuentos, ficción y teatro con más traducciones en el mundo-, vertido al castellano y publicado por la emprendedora intelectual Carmen Verlichak, verdadero puente cultural entre la Argentina y Croacia, requiere de una introducción.

Se trata de un libro que no será sencillo de comprender para los argentinos, quienes en una primera lectura podrían encontrarlo ajeno, de una espiritualidad extraña, antigua, en la que ya no se reconocen, al menos aquellos argentinos desconectados de la realidad europea central.
Sin embargo, estoy convencido de que amerita hacer el esfuerzo de intentar comprenderlo, y de que el lector local puede lograrlo, ya que el espíritu argentino es esencialmente universalista, curioso y, siempre sediento de entender al mundo, especialmente a las grandes cuestiones europeas, más aún si provienen de un país con tanta tradición de intensos intercambios y con tanta familiaridad de idiosincrasias, como unen a Croacia y la Argentina.

Para descifrar este libro croata en clave argentina, creo que podemos colaborar especialmente aquellos que tenemos una parte croata de nuestros espíritus, sea por sangre o, como en mi caso, por adopción, luego de ser más de tres años embajador argentino ante ese extraordinario país. Pero también porque entiendo mi profesión -criterio que puede extenderse a otros ámbitos- como un ida y vuelta, que consiste en entender y explicar no sólo a la Argentina en Croacia, sino también a Croacia en la Argentina.

Aqui es bueno destacar que, a diferencia de Croacia, Argentina es un país enorme que dispone de vastos espacios deshabitados y de recursos no explotados, sin asedios inminentes de seguridad, ni rodeado por países amenazantes y que jamás ha sufrido una sola invasión devastadora.
Creo que este libro merece ser tomado en serio, escuchado con atención y reflexión, porque no se trata de poesía sensiblera o de regodeo esteticista sino que constituye un grito existencial, desesperado, angustiado, que repite alrededor de cincuenta veces la palabra “Dosta mi je”, al que la Verlichak tradujo como “estoy harto”.

Y este clamor proviene de un hombre intelectual y espiritual, al que hay que atender y entender no sólo como la inquietud de un ser humano contemporáneo, sino, sobre todo, como un croata, es decir un hombre de una fe antigua, de una nación pequeña que se siente asediada en el medio de uno de los enclaves más complejos del mundo, como son los Balcanes y de entrecruzamientos de fuertes culturas, religiones y potencias diversas, que tiene el tamaño equivalente al de la provincia de Jujuy, que ha sufrido desde tiempo inmemorial devastadoras invasiones, persecuciones y genocidios. Se trata de un escritor que busca ser leído, un profeta que busca ser escuchado, un intelectual que busca ser comprendido, un croata que busca ser entendido por Europa, un creyente que busca ser escuchado en un mundo sin fe, un hombre espiritual que busca ser escuchado en un mundo material.

En suma, creo que es un libro absolutamente revelador de un contexto preciso, delicado y complejo, del estado no sólo espiritual sino también anímico y civilizatorio en que se encuentra Europa y, especialmente, los países centroeuropeos como Croacia, es decir, un continente y una región asediados por migraciones masivas, por la avasalladora presencia económica de China, la creciente escasez de energía, el repliegue de los Estados Unidos en materia de seguridad durante la era Trump -temas que incluso menciona expresamente-, por la decadencia de sus convicciones, cada vez más materialista, irracionalista y posmoderno, y el desdibujamiento de su personalidad tradicional. Todo lo cual se ha visto agravado ahora por el hecho de la invasión de una potencia sobre un país más pequeño, como Ucrania, desatando atrocidades a escasos kilómetros de Croacia, y reflotando recuerdos ominosos que están en la memoria de todos los croatas.

En síntesis, se trata un libro sumamente actual, espiritual y urgente, al que hay que leer de forma inteligente y, por supuesto, no como excusa para alentar más guerras ni odios ancestrales.

POR MAXIMILIANO GREGORIO-CERNADAS

Diplomático de carrera. Ex embajador argentino ante Croacia.