Por Tomás Ignacio González Pondal
Nueva Hispanidad. 72 páginas.

Decir que Tomás González Pondal es un apologeta cristiano y que tiene la ambición de aprender de Gilbert K. Chesterton, tal vez sea suficiente como coordenada para presentarlo y, al mismo tiempo, el mayor elogio que pueda serle tributado. De su defensa de la fe dan cuenta sus varios artículos publicados en este mismo diario, como así también los títulos de sus libros, que son ya una docena. De su inspiración en el genial escritor inglés habla su empeño por intervenir en toda buena polémica, su afición por las paradojas y, claro está, las causas que defiende. El presente opúsculo es una buena muestra de aquella inclinación apologética pero no, raramente, de ese estilo.

Inspirado, esta vez, en el método argumentativo de Santo Tomás de Aquino, su objetivo declarado es poner de manifiesto cuán imprescindible es conocer y amar la doctrina católica en este tiempo especialmente desconcertante en que nos toca vivir, un presente de confusión y tinieblas.
Sería algo así como un llamado a mantenerse firmes en la fe (de ahí el subtítulo “actualidad del mensaje paulino”), para resistir en medio de la autodemolición que experimenta la Iglesia.

Lejos, entonces, del polemista inglés que se lució con su esgrima intelectual contra el mundo de un modo tan convincente que atrajo muchas almas hacia la fe verdadera, este librito está orientado a fortalecer a quienes ya tienen fe, no ya solo contra el mundo, sino también contra cierta jerarquía eclesiástica que, tristemente, se dedica a poner en pie de igualdad el error y la verdad.

Como podrá intuirse ya, el volumen está escrito para una minoría dentro de la minoría. Porque, con el avanzado estado de descomposición del mundo actual, ¿quién puede estar abierto a considerar hoy en día si hay una sana doctrina? Solo aquel que todavía es consciente de que fue dotado de un alma inmortal, que después de la muerte corporal le espera la perdición o la dicha eterna, y que por tanto aún está dispuesto al arduo y sacrificado ejercicio de enderezar su vida por un camino de salvación. Todo esto se da por supuesto, como así también que es desde el mismísimo interior de la Iglesia de donde nace la oscuridad, algo que no todos están preparados para escuchar aún.

Para ellos, González Pondal (Buenos Aires, 1979), que es abogado, escritor y fue profesor de Lógica en el Instituto San Luis Rey de la provincia de San Luis, ofrece una breve pero provechosa excursión por once cuestiones disputadas. Esas cuestiones incluyen, entre otras, si existe una sana doctrina, si ella es la católica, si es un deber conocerla, si es necesaria para la salvación, si el odio a ella guarda relación con el fin de los tiempos, y por qué urge volver a Santo Tomás.

Siguiendo el método tomista de presentar una cuestión,  seguida de las objeciones más comunes que suelen plantearse y de la respuesta que él propone para estas últimas, el autor examina el debate moderno que gira hoy en torno a la doctrina.

En el camino, ofrece una respuesta a corrientes de pensamiento como el subjetivismo, el ecumenismo y la herejía modernista, o bien a la delicada inquietud de cuál es el límite del respeto debido a los obispos y al propio papa. Un razonamiento enriquecido con abundantes y tradicionales citas de Su Santidad San Pío X y de San Pablo, pero también de San Vicente de Lerins, el cardenal Pie o incluso el padre Julio Meinvielle, entre muchos otros.

Es muy difícil no ver, en estas meditaciones, un diagnóstico sobre el estado del mundo. Así como es muy difícil no ver que la advertencia paulina a Timoteo, “No soportarán la sana doctrina”, que da título al libro, ya se ha cumplido. No por nada el epígrafe que abre el volumen es un llamado a la resistencia, hecha al pequeño rebaño, al llegar “el tiempo de los tiempos, el fin de los fines”. Una cita extraída de la aparición de María Santísima en La Salette.

Que sólo sean fáciles de asimilar por una minoría no significa que estas cavilaciones no sean provechosas para cualquiera. A condición, claro, de que la degradación avanzada no haya oscurecido tanto el intelecto, y aún se esté en condiciones de llamar tinieblas a las tinieblas y luz a la luz.
González Pondal es autor, entre otros libros, de En defensa de los indefensos, La adivinación: ¿qué oculta el ocultismo?, La nostalgia: regresar al pasado y Suma elemental contra abortistas.

Por: Agustín De Beitia / La Prensa