Reeditada por Tusquets, la novela antes inconseguible de la escritora cordobesa se convierte en un broche de oro en el cierre de su paso por el festival FILBA.

No quedan elogios sin haber sido utilizados para describir la carrera literaria de Camila Sosa Villada, quien nos introdujo a su niñez con El viaje inútil (2018), nos llenó de poemas y canciones en La novia de Sandro (2015) y nos hizo sentir el frío de las plazas de Córdoba para quedarse tatuada para siempre con el multipremiado Las malas (2019). La autora vuelve a recurrir a la ficción para adentrarnos a su mundo, un universo donde es inevitable pensar cuánto hay de verdad y cuánto no en cada uno de sus relatos, queriendo creer, a veces, que algunas cosas no hayan sido ciertas.

Tesis sobre una domesticación no es la excepción en este juego tácito. La novela comienza con la protagonista, una actriz travesti todopoderosa, interpretando La voz humana de Jean Cocteau y sintiéndose a la altura de Tilda Swinton o Carmen Maura en ese mismo papel. Primer paralelismo con una joven Camila que allá por el 2014 le daba vida al autor francés en el San Martín al protagonizar El bello indiferente bajo el mando de su amigo Javier Van de Couter, el mismo que la llevó al cine por primera vez con Mía y ahora hará lo propio con esta novela. Pero este es solo un detalle, en Tesis se teje un mundo que por momentos roza lo autobiográfico para luego entrar en la fantasía absoluta. Porque, tal como ella la define, “su prosa es camaleónica y desfachatada” y nunca, pero nunca, leer a Camila será un viaje a lo obvio ni a lo preestablecido.

En este caso, y a diferencia de Las malas, la protagonista vive las mieles de un pasar burgués: fama, dinero, vestidos de Vivienne Westwood y una familia recientemente construida que la hace desdoblarse en múltiples facetas, esté o no arriba de un escenario. Junto a su marido, un hombre gay hegemónico y de muy buen pasar económico, decide adoptar un hijo y así transitar su personaje más complejo y menos lujurioso: ser madre. La novela utilizará a esta familia como puntapié para preguntarse sobre la maternidad travesti, las relaciones sexoafectivas y, principalmente, cuán moldeable puede ser la esencia humana. Porque esta transición no es más que el paso de dos animales salvajes hacia la domesticación, en un proceso que dejará a la vista vulnerabilidades e infiernos, que nadie mejor que la autora sabrá retratarlos.

Por supuesto, ni la autora ni el lector pasearán por estos interrogantes sin los colores de la prosa queer. Entre las páginas de Tesis podemos encontrar las citas más dramáticas de la mano de Pedro Lemebel como los versos más brillantes de Tina Turner en “Private Dancer”, canción con la que los protagonistas cortaban la cotidianeidad de aquella vida monocromática y domesticada. La novela es un acto tanto estético como político, que pone al desnudo la fragilidad y la tristeza de los vínculos, las relaciones y las instituciones. Tal como escribió Cocteau en La voz humana, “la actriz debe dar la impresión de ser un animal que pierde sangre”, siendo el acto propio de dejar la herida a la vista una herramienta letal de credibilidad e impacto, recurso que no queda exento en esta historia.

Tesis sobre una domesticación está disponible en librerías.