Por Marina di Marco
Barenhaus. 68 páginas

Toda vez que una obra artística aporta lumbre en medio de la penumbra del tiempo que nos toca, su brillo destaca de inmediato. Cuando esa llama resplandece pura y serena en medio de un mundo fatigado por el vértigo, amanece con ella un secreto anhelo del corazón. Uno que le conduce a acercarse a ella. Ese fulgor que dimana de la obra -y que a la vez enciende el que llevamos dentro- es el que ofrece a cada lector Con luz no despertada, el poemario de Marina di Marco. Un volumen en el que se hilvanan con delicada sensibilidad poemas que evocan los paisajes de la infancia.

Que nos traen los perfumes de recuerdos habitados por una dicha serena, que siguen diciéndose dulcemente en la intimidad del corazón. Es ese santo sentimiento de la ternura -tan olvidado en tiempos dominados por el escepticismo- el que señala los pasos de los versos que nos ofrecen sus páginas.
Con luz no despertada es el primer libro de poemas de Marina di Marco (Buenos Aires 1990). De estirpe literaria por sus padres Nomi y Marcelo di Marco, ya desde su infancia las Artes ocuparon un lugar central en su vida, como ocurrió con la música por haber integrado el Coro de Niños del Teatro Colón.

El arte de los sonidos se hace presente en el ritmo, la cadencia y la melodía de sus versos, que a veces evocan sus años en el Teatro, como ocurre en su “Visita poética al Teatro Colón”.

A su formación como Licenciada en Letras por la UCA, une sus investigaciones sobre literatura infantil en congresos y textos publicados en diversos medios educativos especializados.

Marina di Marco es una artista en la que su maternidad se hace parte inherente de su poesía. Una feliz correspondencia entre vida y Arte que constituye una singularidad tan bella y luminosa en nuestro tiempo.

En el pórtico de su libro nos ofrece unas palabras que resuenan en el alma con reposada melodía: “En medio de la noche, canto la infancia, con mi voz contenida en la semilla que une nuestra vida con la eterna”.

De esta manera invita al lector a salir al encuentro de sus versos, que se despliegan en todo momento con sinceridad y emoción. Y también con elegante estilo. En esta distinción estilística reside otro aspecto notable del libro. Nunca hay espacio en sus versos para la afectación o el artificio. Siempre domina en ellos una dignidad y nobleza expresivas llevadas con mano firme en toda su escritura.

La espiritualidad ocupa un sitio de especial importancia en el libro, a través de la evocación -como ocurre con su mirada poética del cuadro El ángelus, de Millet- o en las oraciones que se van enhebrando con luminosa fuerza y elevación, como ocurre con “Oración de Douglas Pepler”, “Oración de Ana, la del taller del orfebre”, “Oración del alma esposa” -de lírico misticismo- y “Oración de cuna”.

También la autora subraya la ascendencia que en su sensibilidad tienen algunos grandes autores que atraviesan su poesía. A veces evocados en epígrafes que encabezan sus poemas. Otras haciendo alusión a ellos en valiosas notas que se leen al final del libro. El volumen, de fino diseño, incluye también ilustraciones de María Clara Doval que agasajan la mirada del lector.

Con luz no despertada ofrece en sus versos un bálsamo para el peregrino que atraviesa este valle de sombras. Y es que en esa restauración reparadora hay también un sublime destino para la poesía. Como lo afirma la propia Di Marco con intuición luminosa: “la poesía es / como el oro de la carpintería de oro, / que se estira y sana y va cubriendo, / cada truncada grieta, / hasta unir de nuevo el cuenco roto”. Las páginas de este poemario ofrecen al lector una experiencia bienhechora, una de las más bellas que el Arte pueda obsequiar: hacer de la luz más diáfana alada poesía.

Por: Ramiro Campodónico / La Prensa